MITOS Y VERDADES SOBRE LAS VACUNAS
Las enfermedades que se previenen a través de las vacunas son graves y pueden generar complicaciones severas e incluso ser fatales. Gracias a la vacunación algunas de estas enfermedades ya no son frecuentes.
El beneficio de la vacunación contra las enfermedades inmunoprevenibles (enfermedades prevenibles por vacunación), supera ampliamente a los riesgos de padecer la enfermedad.
Las vacunas estimulan al sistema inmune para generar una respuesta inmune similar a la que se produciría frente a la infección natural, sin embargo no causan la enfermedad ni exponen a la persona vacunada a riesgos de posibles complicaciones.
Conclusión: NO es mejor padecer una enfermedad que podemos prevenir con vacunas seguras y eficaces.
La enfermedad febril aguda (temperatura igual o mayor a 38° C), es una precaución para recibir cualquier vacuna. En estas situaciones es preferible diferir la vacunación.
Si se trata de una enfermedad leve, sin fiebre, puede vacunarse.
Todas las vacunas que correspondan según la edad pueden aplicarse el mismo día, en sitios anatómicos diferentes.
Las principales ventajas de la administración simultánea de vacunas son:
- Disminuir la cantidad de visitas al vacunatorio, lo que permite ahorrar tiempo y dinero.
- Aumentar las probabilidades de que los niños completen el calendario de vacunación recomendado (oportunidades ganadas).
- Alcanzar coberturas de vacunación elevadas y de esta manera lograr la protección indirecta de quienes no pueden vacunarse (por ejemplo inmunocomprometidos): “efecto rebaño”.
Las vacunas son seguras ya que se llevan a cabo estudios estrictos antes de su administración a la población general. La vigilancia de la seguridad de las vacunas continua una vez que estas están incorporadas a los calendarios de vacunación. Los efectos secundarios suelen ser muy leves y los beneficios de la vacunación son tan notables que los superan ampliamente.
El carnet de vacunación es un documento muy importante donde se registran todas las vacunas aplicadas. En caso de extravío, es fundamental recuperar la información en forma escrita de las vacunas recibidas.
Las fuentes de esta información pueden ser: registros del médico/a de cabecera u otras consultas, registros en vacunatorios, fotocopias del carnet entregadas a instituciones, clubes, escuelas, etc.
Una vez agotadas todas estas instancias, se debe concurrir al médico/a o al vacunatorio, para poder definir qué vacunas se deben aplicar.
Las vacunas no contienen compuestos tóxicos.
Hay diferentes variedades de mercurio, por tal motivo es importante que diferenciemos el etilmercurio del metilmercurio.
Etilmercurio:
- Algunas de las vacunas utilizadas a nivel mundial tienen un compuesto llamado Tiomersal o Timerosal, que contiene etilmercurio.
- Se utiliza en pequeñas cantidades cumpliendo un rol fundamental como conservante al evitar la contaminación con bacterias y hongos en frascos multidosis.
- No se acumula en el organismo.
- No hay ninguna evidencia científica que asocie el etilmercurio a toxicidad neurológica.
Metilmercurio:
- Esta variedad de mercurio no está presente en las vacunas.
- Se encuentra en pescado (atún) y alimentos de mar, silos, fumigación campos, termómetros de mercurio, electrodomésticos, etc.
- Se acumula en el organismo.
- Produce toxicidad neurológica si se acumula en grandes cantidades, lo que quedó demostrado a partir del consumo de pescado con altas concentraciones de mercurio inorgánico en la Bahía de Minamata (Japón) que se encontraba contaminado por material proveniente de una industria química.
Las vacunas no causan autismo.
La evidencia científica indica que NO hay relación entre las vacunas y el autismo.
Un estudio de 1998 publicado en una importante revista científica instaló la preocupación acerca de que la vacuna contra el sarampión podría tener como efecto secundario el autismo. Sin embargo, el artículo contenía grandes irregularidades científicas y metodológicas por lo que la publicación fue retirada por parte de la revista y se sancionó a su autor por fraude. Los estudios demuestran de manera contundente que no existe relación entre la vacunación con vacuna triple viral y el riesgo de sufrir autismo.
En la mayoría de los países existe un sistema de farmacovigilancia que garantiza que las vacunas que se aplican a la población sean seguras. La mayoría de los efectos secundarios son, generalmente, leves, temporales y poco frecuentes (por ejemplo: dolor en el sitio de aplicación, fiebre, etc.).
Gracias a la vacunación, actualmente las enfermedades prevenibles por vacunas son poco comunes en la mayoría de los países. En algunas regiones del mundo continúa habiendo brotes debido a las bajas coberturas de vacunación. Si las coberturas de vacunación bajan las enfermedades vuelven.
Asimismo, hay enfermedades que no se pueden erradicar ni eliminar pero si controlar a través de la vacunación como la gripe y la tos convulsa.
La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso central caracterizada por el daño de la membrana que protege las neuronas. No existe evidencia científica que demuestre la relación entre la vacunación y el desarrollo de esta enfermedad.
La vacuna contra la gripe está compuesta por virus inactivados por lo que no es viable que cause enfermedad. Es importante destacar que la función de la vacuna es prevenir complicaciones y muerte por influenza. Es muy importante vacunarse antes de que comience la temporada de gripe. Los eventos adversos más comunes son leves.
Las vacunas de la gripe y las vacunas contra la difteria, el tétanos y la tos ferina y hepatitis b están especialmente indicadas para las mujeres embarazadas, para la protección de ellas y también para el feto y el bebé después del nacimiento. La aplicación de otras vacunas inactivadas debe ser evaluada por el médico, considerando cada caso (riesgos individuales, vivir en una región endémica para ciertas enfermedades, ocurrencia de epidemias, etc.). Están contraindicadas las vacunas atenuadas (fiebre amarilla, triple viral) salvo que por la situación epidemiológica tenga indicación. Es importante recordar que las mujeres embarazadas siempre deben consultar a su obstetra antes de vacunarse.
La vacunación generalmente no está contraindicada en esta etapa y se puede realizar con normalidad. De hecho, es importante que la madre esté correctamente vacunada para evitar la transmisión de virus o bacterias a su bebé. La vacuna contraindicada en la lactancia es la de la fiebre amarilla, debe evitarse en los primeros seis meses de vida del bebé, excepto cuando la mujer viva en áreas de transmisión del virus; en este caso, la lactancia materna debe suspenderse durante 10 días.
La vacunación en adultos debe formar parte de la práctica habitual de la consulta médica por lo tanto, es importante determinar los antecedentes de vacunación previos o la información de las enfermedades inmunoprevenible de los adultos y en especial de los adultos institucionalizados.
Última modificación: 15 de julio de 2021